El reportero de “Contigo en la Mañana” ha estado en el centro de la polémica por sus coberturas a procedimientos policiales, en las cuales se ha destacado por encarar y burlarse de los infractores, y que le ha hecho acreedor de críticas públicas y una avalancha de acusaciones ante el CNTV.
El “ingenio y la picardía del shileno”. El rasgo más detestable de la idiosincrasia chilena es el culto a la “pillería”, a la “viveza”, a la “astucia”, a la más picante de las inteligencias. En Chile campean los que buscan hacer trampa y salirse con la suya, y muchas veces lo logran. Y no es un tema solamente de las clases bajas. Hay muchos casos de “vivarachos de terno y corbata”, con dinero, poder, títulos y hasta posgrados. Casos como el de Luis Hermosilla o el de los viajes al extranjero con licencias médicas han causado indignación en la opinión pública. Por eso, muchas veces da gusto ver a estos personajes cayendo en desgracia. Eso explica el éxito de programas como “En Su Propia Trampa” o los docurealities policiales de Chilevisión, que se basaron en la idea de funar a estos “pillines”. Claro, eso gusta mientras pillen a otros. Cuando lo pillan a uno en falta, o a algún conocido, la cosa cambia.
El discutible estilo de Tomás Cancino. El reportero de Chilevisión no se caracteriza precisamente por su sobriedad y prudencia. Ataviado con su chaleco amarillo, Cancino suele usar un tono sumamente burlesco, con inflexiones de voz al estilo del Don Francisco burlón ochentero cuando dice “se hizo lo posible, pero no se pudo”, y con una irritante superioridad moral para encarar a los “infractores”. Esa actitud lo que ha hecho ganarse una buena sarta de garabatos en público, ácidas críticas en redes sociales y más de 870 denuncias en el CNTV.
El problema de las “funas” matinales. De partida, si bien las infracciones viales son relevantes y no se pueden dejar pasar, creo que, si aparte de la vergüenza y el mal rato de que pillen los Carabineros, más encima venga un reportero prepotente con su camarógrafo a encararte en vivo y en directo para todo Chile resulta realmente traumatizante. El “funado” queda con una marca mediática que muy posiblemente lo perseguirá de por vida, muchas veces por faltas que, si bien ameritan una sanción, no justifican ni por asomo un fusilamiento mediático de ese nivel. Además, este tratamiento suele darse con los “ladrones de gallinas”, con los que cometen faltas menores. Me pregunto si Cancino tendría el mismo nivel de audacia con “peces gordos” pillados en falta.
El show de las fiscalizaciones. Julio César Rodríguez le prestó ropa a Cancino diciendo que “nosotros hacemos un show televisivo, el matinal es un show de televisión y no un noticiero”. Argumento éticamente más que cuestionable ¿Resulta moralmente aceptable hacer show a partir de las fiscalizaciones policiales? Claramente les reditúa en rating, y por eso lo hacen. En la era de los realities y de “Sin Filtro”, el morbo vende y factura.
Cancino tiene cero margen de error. Cuando te armas una imagen de “superioridad moral” y vas por la vida persiguiendo infractores, tienes que cuidarte el doble. El ejemplo claro de esto es Jimmy Swaggart, el telepredicador evangélico estadounidense que construyó un imperio mediático en base a un discurso valórico conservador pro-familia, y al que un buen día lo pillaron in fraganti con su amante. El día en que a Tomás Cancino lo pillen en falta, ya sea manejando bajo la influencia del alcohol, o sin licencia de conducir, o viajando en el extranjero durante una licencia médica, lo van a reventar con todo. Los que se sintieron humillados y violentados por sus coberturas van a tomar revancha.
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